Descripción de MI ESPERANZA LLEVA SU NOMBRE
La penúltima vuelta de la vida puede ser un tiempo de gracia y, sobre todo, de esperanza hasta que el Dios de la vida definitiva nos llame. Es un momento en el que muchas capacidades disminuyen, al tiempo que crece la visión interior de las cosas. Hoy se hace más evidente la necesidad de confiar en Dios y de saborear su aliento y su presencia. Y hemos de hacer nuestra la frase de Hildegarda de Bingen: «Soy como una pluma llevada por el viento de la confianza en Dios».Este tiempo, previo al encuentro definitivo, es un tiempo colmado de recuerdos, promesas, contrición del corazón y súplicas al Dios de la vida. Los últimos rayos del sol se extinguen y se oscurece el horizonte, pero el sol seguirá radiante, aunque escondido, y al siguiente día, con el alba, volverá a brillar, protagonista de la luz y del calor. Es este un tiempo de gracia, confesante y testimonial para quienes creemos en el Dios de Jesús y aspiramos a construir un mundo mejor, más humano e incluyente.